Ir por primera vez al psicólogo puede ser difícil. Muchas veces llevamos tiempo intentando ocultar que lo estamos pasando mal, o simplemente somos personas más reservadas. En ocasiones no nos fiamos de gente que tenemos cerca, o tememos que pueda haber algún problema si se descubre lo que estoy pensando, sintiendo, o experimentando.

Cuando surge la preocupación porque lo que yo cuento en terapia se sepa fuera, probablemente nos cueste confiar en el profesional que tenemos delante. Esto es una barrera en nuestra consecución de objetivos.

Para ello, las psicólogas sanitarias nos ajustamos a unas leyes de protección de datos bastante estrictas. Los pocos datos de localización que podemos requerir (Nombre, edad, sexo, o en ocasiones centro de salud u hospital que deriva a la persona) son siempre almacenados con mucho cuidado.

Por ley, no podemos almacenar datos sobre tu religión, orientación sexual, ideología política, etnia, etc., ni tampoco tu fotografía.

Algunos profesionales preferimos ahorrarnos problemas, y al comenzar las sesiones proporcionar un contrato para poner en claro qué sí y qué no necesitamos almacenar. Por supuesto, si no estás de acuerdo con alguno de esos puntos puedes comentárselo al profesional o cambiar de centro.

Hay algunas excepciones a la blindada protección de datos. Aquí puedes leer sobre algunas:

  1. Si la persona atendida tiene intención de atentar contra su vida y no quiere colaborar en ningún caso con el profesional. Siempre se intentará primero hablar con familiares o amigos del cliente (con permiso del cliente), pero si no se puede, tenemos la obligación de contactar con emergencias.
  2. Si la persona atendida tiene intención de atentar contra la vida de otra persona. La psicóloga intentará valorar la posibilidad real de que esto ocurra, pero si se estima que puede llegar a ocurrir, se tendrá que llamar a la policía.
  3. Cuando la persona atendida es menor de edad existen reglas especiales. Puedes consultarlas en esta web.
  4. Si un juez pide legalmente que proporcionemos información sobre la terapia tenemos la obligación de proporcionarla. 

No es habitual en absoluto que esto ocurra, pero es importante informar de las excepciones para ser lo más transparente posible en la relación entre terapeuta y paciente.

Si tienes más dudas sobre asuntos de confidencialidad en terapia, o crees que te puede venir bien iniciar un proceso de terapia, pincha aquí y contacta conmigo.